ese flujo, esa náusea, esas tiras: aquí comienza el fuego

14.12.10

Un giro

Yo no entiendo, realmente, qué pasa cuando uno imagina sustancias y percibe recuerdos incoherentes y negativos.
Te vi, estabas ahí, como siempre. Sonrisita pintada al óleo, esa actitud semi pedante, semi irracional, entablandote con cada giro de manos.
Creo percibir en vos un intento de superarte a vos mismo todos los días. De pensar qué es lo que te pasa, analizarlo y finalmente sacar conclusiones. Te enfocas en presuntas situaciones constructivas para vos mismo cuando en realidad sabes que en el fondo estás más destruido que barco en tormenta.
Te juro que a veces siento que camino en la misma vereda, y que puedo guiarnos, ojos cerrados, palmas abiertas, hasta el final del vagón. Puedo admitir, tranquilamente, que a veces me gusta pensar en cinta cinematográfica y creer que te aprecio hasta la médula, mientras sé que estás cruzado frente a papel, y mi tinta ya no escribe sobre relieves. A pesar de todo, estas son solo suposiciones de mi activa e imaginativa mente.
Cuando te expones a las supocisiones, solo para estar cerca de una conclusión definitiva, me aflijo por vos y me contento pensando que por lo menos yo puedo resguardarme en la tragedia.
Me adapto a las situaciones y me armo una proyección de mi misma totalmente errónea. Pero es solo para tapar (me).
Lamento en lo más recóndito de mi suelo habernos idealizado tanto.
Creo que es más la sensación placentera de la duda, y el ardor en la boca infinito, que lo que puedo visualizar en cada pasillo, en cada vuelta de esquina. Porque son restantes, más del montón, unos ceros agregados al millón.
Es más triste verte y saber que tu admiración está a muchas distancias del último renglón.

1 comentario: